sábado, 13 de junio de 2015

ÉTICA DE LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL

En términos generales, la ética de la evaluación institucional convergen en
 perspectivas que vinculan al individuo en un rol  especifico y que a su vez  conducen a estructuras planteadas en aspectos, sociales, educativos, políticos, que juegan un papel predominante, por lo tanto en ese contexto  la ética se ajusta necesariamente  al campo educacional, proyectándose a una dimensión  de cambios significativos  en nuestra sociedad.
     
Ahora bien, ¿Cómo debe ser entendida la Evaluación Institucional?, todo es relativo a sistemas o procesos, de modo que puedan ser comprendidos y discutidos para un fin único,  que en tal caso, es medible e identificable con intención siempre de la calidad educativa. 

    Según, el enfoque que se le brinde, hoy día, a los procesos del sistema educativo, que replantea la actuación,  mediante juicio de valor, calificado, propenso  del compendio de las fases de la evaluación institucional, que obedecen a ejes transformadores y direccionales de la educación, conllevan a ciertos parámetros que figuran en Modelos pedagógicos, que probablemente iniciaron siendo una tendencia, luego para convertirse en una corriente y que en esa tónica producen un enfoque para apropiarse como un modelo correspondido a los paradigmas establecidos y como tope de esa práctica desde lo teórico  a la comprobación de este, a lo largo, de un recorrido netamente relativo a la pedagogía, y producto de la investigación por parte del Docente. 

     De lo anteriormente  expuesto,  se puede  definir que la  ética de evaluación institucional, es un continuo proceso de transformación educacional, que enfatiza las bases que constituyen la axiología, entrelazada en la teoría y la metodología, puesto que estos tres elementos ética- evaluación- institución, comprende un solo contexto, solo que de esta  se desprenden las nociones propias de la  educación  de acuerdo a determinados criterios.

     Surgen entonces, sobre un momento de la educación, circunstancias o hechos, que evaluar; en esta situación se obtienen juicios valorativos y estos a su vez una postura, y con esto se hace referencia a las Dimensiones inmersas dentro de la ética de evaluación Institucional.

En lo que respecta a las dimensiones de la ética de evaluación institucional, pueden estar inmersas en medio de la acción o área de mejora de los docentes y directivos, es decir en el desarrollo profesional,  así como a la innovación educativa o hasta el desarrollo del curriculum. Existen  autores, que refieren las dimensiones de la ética de evaluación institucional en un estándar general en tres aspectos considerables; como los conocimientos,  habilidades  y actitudes de los docentes y directivos en la preparación activa de nuevas tendencias e investigaciones en la enseñanza de su área de conocimientos e igualmente sugieren un estándar especifico dirigido a las competencias de acuerdo a la aplicación de este en función de la experiencia y procesos formativos a nivel interno y externo del profesional de la educación, ese proceso formativo  a nivel externo es fuera de la institución.

     En esta divergencia de conceptualismos sobre la ética de evaluación institucional, se torna interesante  que otros autores, enfatizan en  considerar  4 dimensiones,  de  3 a 4 estándares generales por cada dimensión que sumarían 14 en total y 72 estándares específicos. Por lo tanto estas dimensiones describen una gestión que infiere a cada actor educativo un papel esencial dentro de los aspectos que remiten a las instituciones cumplir con ciertos parámetros del sistema educativo, como principal eje transformador, en tal sentido prevalecen orientaciones de carácter general que deja señalar la importancia de objetivos claros y específicos dentro de una gestión que a  nivel curricular terminan siendo metas educativas, para lograr de esos procesos técnicos evaluativos una educación  de calidad, a su vez requiere en gran parte del desempeño que conciernen  al conjunto de destrezas del área curricular por parte del participante, esos momentos son las condiciones que generan los estándares aplicados por profesionales de la educación con el alcance de logros en el ámbito del aprendizaje y de lo que de estos origina la evaluación.

Finalmente la practica escolar define muy bien en ese trayecto de compaginar la intencionalidad del profesional de la educación con la evaluación y la acción que ejerce la gestión de dos momentos de la educación, preponderantes, para medir las competencias, se sientan, los resultados y sean pues fáciles de ver, de aplicar, y queden previstos dentro de los establecimientos educativos. Siempre puede parecer un desafío para todo agente o gestor educativo y a nivel institucional, pero la evaluación sirva de plataforma para apoyar de la práctica los estándares  que orientan y dan pie al seguimiento de acciones hacia la mejora; que indirectamente apuntan a la toma de decisiones más asertivas en cuanto los parámetros de esta instrumentación medible y cónsona con la actitudes de desempeño del alumnado.

Otro factor determinante dentro de la práctica evaluativa, corresponde al proceso de información  que provee a otros miembros no menos importantes dentro de la gestiones de educación y es la familia del sujeto que está siendo evaluado, en la observancia de ese procedimiento importante en el que involucra toda una serie de situaciones, y en este aspecto también infiere por parte de la familia evaluar con carácter de mejorar cada criterio, como ha de ser el docente, el directivo y la institución para implementar y sopesar otros factores que de alguna manera y a la misma vez, se están autoevaluando, es la ejecución de los mismos sistemas basados en los resultados de la evaluación; ahora bien por esta épocas el Ministerio de Educación siempre está activamente considerando los diseños, los estándares de aprendizaje que requiere en tres realidades de la educación:
La Innovación educativa, el desarrollo del profesorado y el desarrollo del currículo.   


¿Por qué? Son importantes estas dimensiones dentro de la ética evaluativa institucional, pues bien están planteadas dentro del marco del Buen Vivir; respetan las diversidades culturales inherentes a la comunidad escolar, aseguran la aplicación de procesos y prácticas institucionales inclusivas; así como contribuyen al mejoramiento de la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje; favorecen el desarrollo profesional de todos los actores educativos, y vigilan el cumplimiento de los lineamientos y las disposiciones establecidos por el Ministerio de Educación. Estas dimensiones vienen siendo un canal importante  o se diría más bien central de este tema pues esta dimensiones  se tornan interesantes porque  ella se deben a la organización, lineamientos educativos y si bien al talento humano.
Si se quiere describir la dimensión de la planificación estratégica,  agregaría, la operatividad y de este modo la institución desarrolla la metodología de autoevaluarse a partir de los resultados de la evaluación institucional. Sin dejar de lado esos lineamientos  normativos que garantizan la ética dentro  de esa instrumentación que efectivamente regulan  la practica en áreas pedagógicas, esenciales para la aplicabilidad de los indicadores de la evaluación.

Esto permite deducir lo complejo que pueden  llegar, las concepciones en la enseñanza y la investigación como actividades de capacidad creadora.
    Partiendo de los supuestos anteriores, la evolución de la práctica de la evaluación, se centra primero en el desarrollo curricular, en segundo lugar la gestión del aprendizaje, tercer momento desarrollo profesional y por cuarto y último elemento llamado dimensión compromiso ético.

Dentro de esta perspectiva los valores éticos  desencadenan una serie de responsabilidades, ejemplo de algunas de las  responsabilidades al que se somete el docente, es la formación de sus estudiantes dentro de un marco relativo a  la ciudadanía, humanista y por supuesto en el buen vivir, aunado a eso, existe, una conexión casi indirecta pero precisa la relación de un entorno llamado comunidad del cual forma parte de ese vinculo docente-estudiante, mostrándose un grado de pertinencia, de hecho el docente debe aleccionar con valores, evaluando, continuamente en su práctica los derechos humanos.

            De esta manera,  con la intención de dar paso  al siguiente punto relacionado a los Códigos es conciso la sugerencia que realiza Contera, en una publicación, acerca, de que los docentes, deben implementar medidas previas y orientadas a resolver cualquier circunstancia que surjan antes de tomar decisiones respecto la proeza evaluativa calificada como dudosa,(Nevo, 1997:20-21) .

     En este sentido se comprende, que los códigos se rigen por normas éticas de convicción humana propia del individuo en ejercicio pleno de sus facultades y de labor, para evaluar con objetividad y apegado a términos morales, de acuerdo a esto manifiesta la equidad e igualdad y respeto ante la diferenciación de género y a condiciones de ambientes diversos, esto postula  la esencia de los valores para la utilidad, en un bien común para el personal, la institución, y en términos generales a la sociedad, en corresponsabilidad de los servidores públicos para su aplicación.

     Sobre las bases de las ideas expuestas, las posturas en la ética de la evaluación institucional, surten de una inclinación personal, es decir, desde  la visión que posee el docente, en la normativa de aplicación de los procesos, inherentes a la evaluación y su orientación hacia la calidad educativa, esta posición o actitud prevalece al igual en los directivos, la convicción que desarrolla los procesos de evaluación requieren de una actitud propensa a tolerar, lo contrapuesto es decir lo poco aceptable ante situaciones que puedan generar discrepancias, en este proceso,  conducido a una reflexión sobre; ¿Cómo se da la ética evaluativa institucional? pues la respuesta estará sometida a un complejo estudio que mediante la experiencia de la praxis revelará una definición en cuanto a nuevas posturas tendientes a ponerlas en práctica.

     Este análisis finalmente,  permite reflexionar, que mejorar la práctica evaluatoria, en este contexto socio educativo, en plena vigencia del siglo XXI, muestra una gran gama de manifestaciones, producto, de una era, expansiva de información, que irradia un interés por la investigación y unos claros objetivos por el desarrollo de una calidad educativa, transformadora, y netamente humanizada, para elevar o enaltecer la vida académica de los centros educativos e Instituciones en constante evolución y progreso que otorga un río de talento humano, donde queda expuesta a actores del acontecer educativo y a la valoración de la institucionalidad, según sea el propósito en positivo o contrarios a este, tomando en cuenta la diversidad de manifiestos y que probablemente son temas complejos de abordar desde un solo enfoque, la experiencia de la evaluación institucional logrará marcar pautas y directrices hacia nuevos horizontes de modo que cambiarán, objeto a un esfuerzo intelectual por muchos incursores en el área de las ciencias y en referencia a un término utilizado por Farías como "anclaje ideológico" que corresponden a posturas epistemológicas.


Referencias Bibliográficas

Nunes, P. A. (1999). “La evaluación institucional de una estrategia  para  la autogestión"
En: Revista Cubana para la educación. CEPES (2), Vol. XIX. Ciudad de la Habana, Cuba.

Sobrihno, J (S/F). "Evaluación Institucional en el contexto latinoamericano". Brasil. En: Revista Prospectiva. Núcleo de directores de Planificación del Sector Universitario Venezuela.

Farías, L. "Un paradigma de evaluación Institucional bajo la Perspectiva Ciencia, tecnología Y sociedad (C.T.S). Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG) Puerto Ordaz - Venezuela.

Contera, R. C. "Problemáticas entorno a la evaluación Institucional". Universidad de la República de Uruguay.

Guamán, J. G. " Evaluación Institucional" Año 2012