ÉTICA DE
LA EVALUACIÓN INSTITUCIONAL
En términos generales,
la ética de la evaluación institucional convergen en
perspectivas que vinculan al
individuo en un rol especifico y que a su vez conducen a estructuras
planteadas en aspectos, sociales, educativos, políticos, que juegan un
papel predominante, por lo tanto en ese contexto
la ética se ajusta necesariamente al campo educacional, proyectándose
a una dimensión de cambios significativos en
nuestra sociedad.
Ahora bien,
¿Cómo debe ser entendida la Evaluación Institucional?, todo es
relativo a sistemas o procesos, de modo que puedan ser comprendidos y
discutidos para un fin único, que en tal caso, es
medible e identificable con intención siempre de la calidad educativa.
Según, el enfoque que se
le brinde, hoy día, a los procesos del sistema educativo, que replantea
la actuación, mediante juicio de valor, calificado, propenso
del compendio de las fases de la evaluación institucional, que
obedecen a ejes transformadores y direccionales de la educación,
conllevan a ciertos parámetros que figuran en Modelos pedagógicos,
que probablemente iniciaron siendo una tendencia, luego para
convertirse en una corriente y que en esa tónica producen un enfoque
para apropiarse como un modelo correspondido a los paradigmas establecidos
y como tope de esa práctica desde lo teórico a
la comprobación de este, a lo largo, de un recorrido netamente
relativo a la pedagogía, y producto de la investigación por parte del
Docente.
De lo
anteriormente expuesto, se puede
definir que la ética de
evaluación institucional, es un continuo proceso
de transformación educacional, que enfatiza las bases que
constituyen la axiología, entrelazada en la teoría y la metodología,
puesto que estos tres elementos ética- evaluación- institución, comprende
un solo contexto, solo que de esta se desprenden las nociones
propias de la educación de acuerdo a determinados criterios.
Surgen
entonces, sobre un momento de la educación, circunstancias o hechos,
que evaluar; en esta situación se obtienen juicios valorativos
y estos a su vez una postura, y con esto se hace referencia a las Dimensiones inmersas dentro de
la ética de evaluación Institucional.
En
lo que respecta a las dimensiones de la ética de evaluación institucional,
pueden estar inmersas en medio de la acción o área de mejora de los
docentes y directivos, es decir en el desarrollo profesional, así
como a la innovación educativa o hasta el desarrollo del curriculum.
Existen autores, que refieren las dimensiones de la ética de
evaluación institucional en un estándar general en tres aspectos
considerables; como los conocimientos, habilidades y
actitudes de los docentes y directivos en la preparación activa de nuevas
tendencias e investigaciones en la enseñanza de su área de conocimientos e
igualmente sugieren un estándar especifico dirigido a las
competencias de acuerdo a la aplicación de este en función de la
experiencia y procesos formativos a nivel interno y externo del
profesional de la educación, ese proceso formativo a nivel externo es fuera
de la institución.
En esta divergencia de conceptualismos sobre la ética de
evaluación institucional, se torna interesante que
otros autores, enfatizan en considerar 4 dimensiones,
de 3 a 4 estándares generales por cada dimensión
que sumarían 14 en total y 72 estándares específicos. Por lo
tanto estas dimensiones describen una gestión que infiere a cada actor
educativo un papel esencial dentro de los aspectos que remiten a las
instituciones cumplir con ciertos parámetros del sistema educativo, como
principal eje transformador, en tal sentido prevalecen orientaciones de
carácter general que deja señalar la importancia de objetivos claros y específicos
dentro de una gestión que a nivel
curricular terminan siendo metas educativas, para lograr de esos procesos técnicos
evaluativos una educación de calidad, a
su vez requiere en gran parte del desempeño que conciernen al conjunto de destrezas del área curricular
por parte del participante, esos momentos son las condiciones que generan los estándares
aplicados por profesionales de la educación con el alcance de logros en el ámbito
del aprendizaje y de lo que de estos origina la evaluación.
Finalmente
la practica escolar define muy bien en ese trayecto de compaginar la
intencionalidad del profesional de la educación con la evaluación y la acción
que ejerce la gestión de dos momentos de la educación, preponderantes, para
medir las competencias, se sientan, los resultados y sean pues fáciles de ver,
de aplicar, y queden previstos dentro de los establecimientos educativos.
Siempre puede parecer un desafío para todo agente o gestor educativo y a nivel
institucional, pero la evaluación sirva de plataforma para apoyar de la
práctica los estándares que orientan y
dan pie al seguimiento de acciones hacia la mejora; que indirectamente apuntan
a la toma de decisiones más asertivas en cuanto los parámetros de esta
instrumentación medible y cónsona con la actitudes de desempeño del alumnado.
Otro
factor determinante dentro de la práctica evaluativa, corresponde al proceso de
información que provee a otros miembros
no menos importantes dentro de la gestiones de educación y es la familia del
sujeto que está siendo evaluado, en la observancia de ese procedimiento
importante en el que involucra toda una serie de situaciones, y en este aspecto
también infiere por parte de la familia evaluar con carácter de mejorar cada
criterio, como ha de ser el docente, el directivo y la institución para
implementar y sopesar otros factores que de alguna manera y a la misma vez, se están
autoevaluando, es la ejecución de los mismos sistemas basados en los resultados de la
evaluación; ahora bien por esta épocas el Ministerio de Educación siempre está
activamente considerando los diseños, los estándares de aprendizaje que
requiere en tres realidades de la educación:
La
Innovación educativa, el desarrollo del profesorado y el desarrollo del currículo.
¿Por qué? Son importantes
estas dimensiones dentro de la ética evaluativa institucional, pues bien están planteadas
dentro del marco del Buen Vivir; respetan las diversidades culturales
inherentes a la comunidad escolar, aseguran la aplicación de procesos y prácticas
institucionales inclusivas; así como contribuyen al mejoramiento de la calidad
de los procesos de enseñanza-aprendizaje; favorecen el desarrollo profesional
de todos los actores educativos, y vigilan el cumplimiento de los lineamientos
y las disposiciones establecidos por el Ministerio de Educación. Estas
dimensiones vienen siendo un canal importante
o se diría más bien central de este tema pues esta dimensiones se tornan interesantes porque ella se deben a la organización, lineamientos
educativos y si bien al talento humano.
Si se quiere
describir la dimensión de la planificación estratégica, agregaría, la operatividad y de este modo la
institución desarrolla la metodología de autoevaluarse a partir de los
resultados de la evaluación institucional. Sin dejar de lado esos
lineamientos normativos que garantizan
la ética dentro de esa instrumentación
que efectivamente regulan la practica en
áreas pedagógicas, esenciales para la aplicabilidad de los indicadores de la
evaluación.
Esto permite
deducir lo complejo que pueden llegar, las concepciones en la enseñanza y
la investigación como actividades de capacidad creadora.
Partiendo de
los supuestos anteriores, la evolución de la práctica de la evaluación, se
centra primero en el desarrollo curricular, en segundo lugar la gestión
del aprendizaje, tercer momento desarrollo profesional y por cuarto
y último elemento llamado dimensión compromiso ético.
Dentro
de esta perspectiva los valores éticos desencadenan una
serie de responsabilidades, ejemplo de algunas de las
responsabilidades al que se somete el docente, es la
formación de sus estudiantes dentro de un marco relativo a la
ciudadanía, humanista y por supuesto en el buen vivir, aunado a
eso, existe, una conexión casi indirecta pero precisa la relación de
un entorno llamado comunidad del cual forma parte de ese
vinculo docente-estudiante, mostrándose un grado de pertinencia, de
hecho el docente debe aleccionar con valores, evaluando, continuamente en
su práctica los derechos humanos.
De esta manera, con
la intención de dar paso al siguiente punto relacionado a los Códigos es conciso la
sugerencia que realiza Contera, en una publicación, acerca, de que
los docentes, deben implementar medidas previas y orientadas a
resolver cualquier circunstancia que surjan antes de tomar
decisiones respecto la proeza evaluativa calificada como dudosa,(Nevo,
1997:20-21) .
En
este sentido se comprende, que los códigos se rigen por normas éticas de
convicción humana propia del individuo en ejercicio pleno de sus
facultades y de labor, para evaluar con objetividad y apegado a
términos morales, de acuerdo a esto manifiesta la equidad e igualdad y
respeto ante la diferenciación de género y a condiciones de ambientes
diversos, esto postula la esencia de los valores para la
utilidad, en un bien común para el personal, la institución, y en términos
generales a la sociedad, en corresponsabilidad de los servidores públicos
para su aplicación.
Sobre
las bases de las ideas expuestas, las posturas en la ética de la
evaluación institucional, surten de una inclinación personal, es decir,
desde la visión que posee el docente, en la normativa de aplicación
de los procesos, inherentes a la evaluación y su orientación hacia la
calidad educativa, esta posición o actitud prevalece al igual en
los directivos, la convicción que desarrolla los procesos de evaluación
requieren de una actitud propensa a tolerar, lo contrapuesto es decir lo
poco aceptable ante situaciones que puedan generar discrepancias, en este
proceso, conducido a una reflexión sobre; ¿Cómo se da
la ética evaluativa institucional? pues la respuesta estará sometida
a un complejo estudio que mediante la experiencia de la praxis revelará una
definición en cuanto a nuevas posturas tendientes a ponerlas en práctica.
Este
análisis finalmente,
permite reflexionar, que mejorar la práctica evaluatoria, en
este contexto socio educativo, en plena vigencia del siglo XXI,
muestra una gran gama de manifestaciones, producto, de una era, expansiva
de información, que irradia un interés por la investigación y unos claros
objetivos por el desarrollo de una calidad educativa, transformadora,
y netamente humanizada, para elevar o enaltecer la vida académica de los
centros educativos e Instituciones en constante evolución y progreso
que otorga un río de talento humano, donde queda expuesta a
actores del acontecer educativo y a la valoración de la institucionalidad,
según sea el propósito en positivo o contrarios a este, tomando en cuenta
la diversidad de manifiestos y que probablemente son temas complejos de
abordar desde un solo enfoque, la experiencia de la evaluación institucional
logrará marcar pautas y directrices hacia nuevos horizontes de modo que cambiarán,
objeto a un esfuerzo intelectual por muchos incursores en el área de las
ciencias y en referencia a un término utilizado por Farías como
"anclaje ideológico" que corresponden a posturas epistemológicas.
Referencias Bibliográficas
Nunes, P. A. (1999). “La
evaluación institucional de una estrategia para la
autogestión"
En: Revista Cubana para la
educación. CEPES (2), Vol. XIX. Ciudad de la Habana, Cuba.
Sobrihno, J (S/F).
"Evaluación Institucional en el contexto latinoamericano". Brasil.
En: Revista Prospectiva. Núcleo de directores de Planificación del
Sector Universitario Venezuela.
Farías, L. "Un
paradigma de evaluación Institucional bajo la Perspectiva Ciencia, tecnología Y sociedad (C.T.S). Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG) Puerto
Ordaz - Venezuela.
Contera, R. C. "Problemáticas
entorno a la evaluación Institucional". Universidad de la República de
Uruguay.
Guamán, J. G. "
Evaluación Institucional" Año 2012